jueves, 28 de marzo de 2013

LAS LEGUMBRES. El prodigio ancestral.




Las legumbres, junto con los cereales, constituyen y han constituido desde tiempos remotos, la base de nuestra alimentación.
No solo para el consumo del hombre, sino también del ganado.
En realidad se trata de una semilla, es el germen que una planta prepara para su procreación. En ella va todo lo necesario para la vida.




Es quizás uno de los alimentos con las características nutricionales y saludables más óptimas para una dieta completa.
Su cultivo es bastante simple, pertenecen al grupo de las leguminosas que suelen ser muy vivaces.
Se pueden cultivar en muchos suelos. Incluidas las tierras pobres calcáreos de secano y páramos.
Hasta no hace mucho era fácil ver sembradas matas de garbanzos entre olivos y almendros. Estos simples cultivos de secano garantizaban la provisión del consumo anual de una familia.
Pero, ¿qué es lo que tienen estos vegetales para resultar tan prodigiosos?
Para empezar tienen un aporte importante de proteínas, la mayor cantidad dentro del reino vegetal, aunque debemos completarlas con los cereales o frutos secos al ser proteínas incompletas, de bajo valor biológico.
El ser precisamente la despensa de la planta que va a nacer, hace que tengan una parte importante de carbohidratos, contenidos en su mayor parte en el almidón, y un porcentaje en forma de azucares simples. De aquí la prevención del consumo de estos productos en la dietética.
En casos de tener que saber la opinión que tiene nuestra báscula de nosotros, es recomendable consumirlas en cantidades algo moderadas y sin aporte de otras grasas extras. (Chorizos, pancetas, morcillas…)
Tienen a su favor la gran cantidad de fibra que aportan. Así como vitaminas y minerales, son los alimentos que contienen la mayor cantidad de magnesio. Con una mínima parte de grasa.
En definitiva son un alimento insustituible en nuestra dieta, junto con los cereales, la base de la famosa dieta mediterránea.




Para sacarles todo su partido hay una serie de reglas básicas para su preparación.
Utilizarlas fundamentalmente secas con su tiempo de remojo de 12 horas.
Combinarlas convenientemente con cereales para mejorar su aporte de proteínas.
Cocinarlas en olla a presión al objeto de poder sacar todo el rendimiento de sus propiedades. No usando sal en la cocción, añadirla al final.
Hay multitud de leguminosas de distintas especies y subespecies, en realidad las que se usan para el consumo humano y del ganado son una minoría.
Las más conocidas. Garbanzos, habichuelas, judías, lentejas, guisantes, habas, cacahuetes, soja…






Pasamos a ver alguna que otra forma sencilla de cocinarlas.


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