miércoles, 4 de junio de 2014

Fresas Y Algo Mas.






Cuando el joven abogado Adriaen van der Donck, brillante estudiante de derecho de la universidad de Leiden, llego como comisionado de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales a la colonia de Nueva Ámsterdam, el actual Nueva York,  allá por el siglo XVII, quedo profundamente impresionado por la naturaleza prácticamente salvaje de aquel nuevo mundo.

Aquel prometedor y ambicioso joven venia de un país llano y profundamente domesticado. 
Su fuerte carácter y su determinación de que el libre mercantilismo laico era el paradigma de la nueva sociedad le hizo ser participe directo de la formación de un nuevo mundo y una nueva sociedad.

Nos apartamos de la apasionante historia de cómo una de las primeras culturas liberales de la vieja Europa -nacida del hastío hacia los profundos cismas religiosos del momento- pudo haber influido de forma decisiva en el carácter de la sociedad del Nuevo Mundo. 
Nos interesamos por la fascinación hacia la naturaleza fecunda y abundante de estas tierras.

Aquellos inabarcables bosques y praderas, llenos de todo tipo de caza y multitud de frutos, debieron conmover el espíritu de un habitante de los Países Bajos, donde las únicas alturas a tener en cuenta eran los campanarios de iglesias y abadías.

Pero, si algo llamo verdaderamente la atención del joven abogado, fueron las fresas silvestres que maduraban de forma abundante en el mes de mayo entre aquellos bosques de las riberas del Hudson.


..."A mediados del mes de mayo, sin falta, tenemos fresas maduras, no en los jardines, porque aquí no se plantan, sino en los campos, donde crecen de forma natural."


Con el recuerdo en esta apasionante época de nuestra historia vamos preparar unas fresas maceradas con zumo de naranja.

Todo un homenaje al mestizaje entre productos de diversos países que darían lugar a una interesante gastronomía que comenzó a desarrollarse desde la conquista del Nuevo Mundo.



"LOS RECOLECTORES DE FRUTAS" TAPIZ DE GOBELINOS DE LA SERIE LAS NUEVAS INDIAS.SOBRE CARTONES DE ALBERT ECKHOUT.
REGALO DEL PRINCIPE DE ORANGE A LA CORONA FRANCESA. 1.678.
EN UNA CLARA ALEGORÍA A LA ABUNDANCIA DE LAS TIERRAS AMERICANAS. PALACIO DE VIANA. CÓRDOBA. ESPAÑA




Delantal.







Ya hemos estado hablando en este blog de la importancia de las fresas en nuestras cocinas.
Un magnifico fruto lleno de  salud y propiedades beneficiosas que es además un regalo a nuestro paladar.






Lo mismo hemos hecho con las naranjas. Otro prodigio en nuestras mesas.

Fueron precisamente los marineros portugueses de esa época los que introdujeron el cultivo de la variedad dulce de origen indio en Europa, y en multitud de países de todo el mundo a través de las rutas comerciales de sus colonias de clima cálido, debido a su importancia en la intendencia de las flotas, por su aporte de vitaminas y su facilidad de conservación.

Lavamos bien las fresas y retiramos el tallo. Cortamos en discos lo más finos posibles.
Colocamos en un cuenco profundo y espolvoreamos con azúcar.






Exprimimos el zumo de las naranjas y rallamos parte de la piel.  
La proporción de zumo puede ser entorno a una naranja por cada ½ kilo de fresas. Depende del dulzor, cuanto más dulce menos cantidad.

Añadimos la ralladuraalgún licor, preferiblemente algún destilado de cítricos. Ya hemos nombrado algunos, Cointreau, Chartreuse, Licor 43…

Dejamos macerar en lugar fresco, podemos añadir un ligero aderezo de vainilla.






Esta maceración constituye en sí un soberbio postre, un ligero matiz ácido y dulce a la vez contrasta los sabores de ambas frutas. Una unión acertada de dos productos que se ayudan mutuamente.


No le sobra algo de crema o nata montada. En este caso os aconsejo utilizar algún producto elaborado con un derivado vegetal, podéis encontrarlo fácilmente de soja o de avena.

Para servir colocamos una base de nuestras fresas y cubrimos delicadamente con nuestra crema bien batida, no es imprescindible utilizar azúcar, el sabor suave y neutro de esta crema combina perfectamente con el contraste de ambas frutas y su tiempo de reposo.







The End.



No hay comentarios:

Publicar un comentario