lunes, 11 de marzo de 2013

Naranjas Con Azúcar Y Canela












El otoño es tiempo de cambios, es una secuencia decadente hasta la llegada del invierno.
Nuestra mesa refleja este tránsito. Las matanzas y sus consecuencias, las migas, el momento de probar el mosto nuevo y sacar los vinos añejos...
Es un camino ancestral para prepararnos para los rigores del invierno. Todos estos excesos, propiciados al refugio del frío, tienen un aliado.

La naranja.

La naranja es una fruta de origen chino, cultivada en Europa en su variedad amarga desde tiempos inmemoriales. La variedad dulce fue introducida por los navegantes portugueses desde la India hacia el siglo XVI.

Debido a sus propiedades medicinales, al contar con una abundante vitamina c, su cultivo se extendió de forma muy rápida hacia todas las colonias de ultramar por los navegantes, al ser imprescindibles en las reservas de los barcos para combatir el escorbuto.

Cristóbal Colón introdujo su cultivo en América, junto con los limones, a través de Haití en su segundo viaje. En 1.493


Existen algunas variedades muy conocidas y fáciles de encontrar en todos los países de climas templados. España es, desde luego, el pais de las naranjas.


Para este sencillo plato vamos a utilizar la naranja de mesa de variedad Navel o de California, o la variedad Washington, derivada de la anterior, que tienen su temporada de Enero hasta la primavera.

Son naranjas dulces, de tamaño grande.




Si no queréis no os pongáis el delantal, esto es sencillo.

Pelar las naranjas, quitarles la pulpa y la piel que podemos aprovechar para cosas interesantes, como una salsa Cumberland.

Cortar la naranja en sentido transversal en rodajas de 1 cm. de grosor.

Colocarlas de forma agradable en una bandeja amplia.

Espolvorear las naranjas con azúcar, a ser posible azúcar de caña, mezclada con un punto de sal, Para que os sea más fácil utilizar un pequeño colador que ayudara a que se pueda extender mejor y de forma uniforme.

Después espolvorear la canela en polvo sobre el azúcar no demasiada cantidad. Permite cierta creatividad. (Plantillas, círculos, según tengáis el día)

También podéis unir los tres ingredientes en sus proporciones y espolvorearlos a la vez.

Conviene prepararlo con cierta antelación para que el jugo dulce y acido de la naranja disuelva el azúcar y se mezcle con el aroma de la canela.

The End.


Si queréis podéis añadir unas nueces en trozos pequeños, o algún otro fruto seco, como almendra picada.

Este postre admite también macerarlo con algún licor o algún cordial agradable. Cointreau o Chartreuse tienen en su elaboración la propia naranja. Yo aconsejo dejarlo como esta y os lo tomáis acompañándolo.

Esta forma de tomar esta fruta es muy elemental, y tan simple que os lo encontrareis en cualquier lugar donde haya naranjas.

Os lo ofrecerán por toda la costa mediterránea del Magreb sin que lo pidáis.








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