domingo, 20 de octubre de 2013

Zanahorias Con Habichuelas Verdes Glaseadas








Esto es un buen comodín.  
Una comida que os servirá casi para todo.
Es el perfecto acompañamiento para carnes y pescados, pero también constituye por sí sola un magnifico entrante.




Empezamos por elegir las verduras.

La zanahoria es muy común, siempre hay que tenerla por nuestro frigorífico. 
Como muchas de las verduras y hortalizas suponen una gran ventaja para nuestro organismo, en el caso de la zanahoria es especialmente beneficioso.





















Tiene una gran cantidad de vitaminas, destacando el beta-.caroteno, de donde le viene su atractivo color naranja brillante, vitamina A, un potente antioxidante.
También gran cantidad de  minerales y una parte importante de agua.

Es muy apropiada para zumos mañaneros, junto con manzana y algo de remolacha. Una mezcla que es un prodigio para la salud y que nos llega desde la India.

Otra gran ventaja. Al aumentar la producción de melanina, es un aliado insustituible para cuidar nuestra piel desde dentro, muy utilizado además para la elaboración de cremas en la cosmética doméstica.

Algún ligero inconveniente, al tratarse de una raíz, un importante aporte de carbohidratos en forma de azucares, que disminuyen al cocerla, pero aumentan en su maduración. 
Esta es la razón por la que la zanahoria se utiliza en repostería desde antiguo.






Nos llega a Al Ándalus  hacia el siglo X, desde Persia. Curiosamente es introducida por sus hojas como condimento, como sus parientes cercanos, el perejil, el hinojo, el comino y el eneldo. La raíz comienza a utilizarse en cocina mucho más tarde.

No es difícil de encontrar la variedad silvestre por todos los campos de la cuenca mediterránea. Es una planta muy vivaz que engalana nuestros senderos, con una eflorescencia blanca marfil y un característico punto morado en el centro, que la diferencia oportunamente de la cicuta.



Aunque existen algunas variedades las más comunes son las naranjas y algunas más rojizas.





Las habichuelas verdes.




















Esta planta nos llega desde el otro extremo, desde América, La trajo Cristóbal Colon en sus primeros viajes ya que formaba parte de la alimentación cotidiana de los habitantes de aquellas tierras. Conocidas en Méjico y Perú.

Se tomaba fundamentalmente seca, no es hasta bien entrado el siglo XIX cuando empieza a consumirse la vaina, siendo en la actualidad una de las verduras más consumidas por sus grandes beneficios y las muchas posibilidades de cocinarse.


Tienen una gran cantidad de agua y muy pocas calorías, como minerales aportan mucho potasio, lo cual las convierte en un potente diurético, con todos los beneficios para para dietas y regulación de la tensión arterial.

Como su compañera de receta aporta una parte importante de vitamina A, además de vitamina C, lo que la convierte en un gran antioxidante con la capacidad de neutralizar los radicales libres.



Todas estas magnificas propiedades, que la hacen ideal para periodos de dietas, desaparecen cuando consumimos esta legumbre en seco.

Ya lo contamos en este blog en Las Legumbres El prodigio Ancestral.

http://www.rulramirez.com

Aunque existen multitud de variedades, que se cultivan sobre todo por el fruto seco.
Las habituales para consumo de la vaina son prácticamente dos, una plana, denominada perona o elda, en función del tamaño, y otra variedad redonda denominada emérite.


Para esta receta usaremos las planas, ahora veréis porque.


Delantal.




Vamos a cocer las verduras, yo aconsejo hacerlo al vapor, a ser posible por separado.

Si andáis con poco tiempo se pueden cocer juntas, con la precaución de empezar a cocer primero las zanahorias que requieren un poco más de tiempo.



Una parte importante de esta comida es la forma de cortar las verduras, lo vamos a hacer en trozos regulares del mismo tamaño con una ligera forma de rombo.

Esto en el caso de las habichuelas es bastante fácil, en el caso de la zanahoria hay que trabajar un poco más. Pero merece la pena, no es solo una cuestión estética, la forma de cocerlas resultará homogénea.




Los tiempos son básicamente 10 minutos para las habichuelas y unos 15 para las zanahorias, desde el momento en que tenemos el vapor.
Si las cocináis juntas ya sabéis que hay que echar un poco antes las zanahorias. 
Podemos añadir sal al agua.

Una vez cocidas se reservan bien mezcladas con cuidado de que nos queden enteras. Ya sabéis un utensilio suave de madera o una espátula de goma.
Podemos usar proporciones iguales de ambas verduras.


Esta es una comida inmediata, es decir la debemos tomar recién hecha, aunque puede mantenerse templada al vapor suave.



En una sartén amplia un fondo de aceite, unos ajos, como dos dientes partidos menudos, se sofríen ligeramente, entonces añadimos las verduras y vamos moviendo con cuidado de que no se deshagan. El fuego moderado.

El tiempo de cocción es relativo, en realidad el objeto es que las verduras se liguen al calor con el aceite, al estar ya cocinadas. A mí me parece bien que se doren un poco.

Cuando pase este tiempo añadimos un buen chorreón de zumo de limón, no demasiado, como medio limón, añadimos azúcar como dos cucharadas pequeñas y dejamos caramelizar un instante.




Corregimos la sal y añadimos algo de pimienta negra.


The End.


Ambas verduras pueden resultar algo dulzonas por el beta-caroteno, por tanto para contrarrestar este efecto es importante la proporción de sal y de limón.

La pimienta nos ayuda, como siempre, a potenciar los sabores al despertar el sentido del gusto.

No resulta difícil encontrar el equilibrio, vosotros mismo podéis probar.




También es importante considerar el tipo de comida a la que van a acompañar.




Esta receta tiene una segunda parte.


Si nos sobrara algo de este prodigio saludable os aconsejo utilizarlo para una cena.

Se calienta suavemente y cuando veamos que esta templado, se añade, una vez caliente, una yema de huevo cruda, pero ya sin fuego.




Dejamos que repose con su calor.







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