jueves, 10 de octubre de 2013

Falso Pollo Relleno







Hoy hablamos de una comida importante, el relleno de pollo y otro tipo de aves es una costumbre que se pierde en el tiempo.

Una comida ancestral que nos llega desde  la vieja cocina cristiana de occidente, donde se rellenaban todo tipo de volátiles, desde becadas, patos, pollos, pavos y cualquier bicho con plumas que anduviera por los corrales y por los campos, a tiro de arcabuces, escopetas y flechas.

Pero también desde la antigüedad de Persia, a través de la comida marroquí con su pavo relleno de arroz y almendras.


Encontramos multitud de recetarios, desde las galantinas de gallina, a los múltiples trufados, farsas y rellenos de todo tipo y clase.
Otras carnes,  acompañadas por la propia carne del protagonista, verduras, coñac, trufas, pistachos, castañas, huevos, jamón, cerezas, peras, manzana, membrillos,  y muchas cosas más.
Todo un mundo tan amplio como suculento.
Es una cocina de verdad, una cocina antigua y elaborada.


Una de las bases de esta comida suele consistir en el deshuesado de la criatura, lo cual marca la verdadera diferencia entre un buen cocinero y el resto.

Pero no nos debemos intimidar, vamos a hacer algo bastante más sencillo. Precisamente vamos a realizar una interpretación tan simplificada y rápida, como alejada del gran concepto de la cocina de verdad.
Nos vamos a permitir una ligera trampa, un inocente engaño para disfrutar de uno de estos suculentos platos. 

En otro momento nos adentraremos en el gran mundo de los rellenos.


Delantal





Necesitamos unas pechugas de pollo, como siempre del mejor que podáis encontrar.



Par el relleno podemos utilizar unas hamburguesa de la misma carne que seguro nuestro carnicero elabora de forma artesanal.


Abrimos las pechugas por el centro en sentido longitudinal y la extendemos, podemos golpearla con un mazo para dejarla plana.
Introducimos la carne de la hamburguesa extendida, podemos añadir un poco de huevo batido, algo de sal y pimienta.


Cerramos y atamos bien con hilo de bramante. Debe quedar bien bridado.





Vamos a utilizar ahora nuestra olla exprés.

Sobre un fondo de aceite sofreímos las pechugas por todos los lados con cuidado para sellaras bien.



Reservamos.

Sobre el aceite sobrante sofreímos algún diente de ajo y cebolla cortada en gajos, algo de clavo, pimienta en grano y laurel.




Una vez repasado colocamos las pechugas y añadimos un vaso de vino blanco seco, dejamos evaporar ligeramente y cerramos nuestro artilugio.

Dejamos cocinar en torno a 20 minutos.




Abrimos y separamos las pechugas, para partirlas una vez frías. 
La salsa se tritura homogénea con una procesadora.




Para servir cortamos la pechuga en rodajas y añadimos algo de  salsa.



The End.





Podemos acompañar de cualquier cosa, os sugiero unos pimientos salteados.

Se trata de una comida que admite cierta creatividad, podéis completar el relleno con casi todo lo que se os ocurra. 
Huevos, zanahorias, trufas, nueces, manzana, pasas...


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