viernes, 22 de mayo de 2015

Langostinos Al Estilo De Alicante.







Otra comida con el interesante ingrediente del marisco, en este caso con uno de los más valorados. 
El langostino.
Un crustáceo pariente cercano de las gambas muy conocido en la gastronomía de todo el mundo debido a la multitud de cultivos repartidos prácticamente por todos los mares.
Desde capturas salvajes de una enorme calidad del Mediterráneo y el Atlántico, a multitud de criaderos situados en caladeros tan dispersos como Chile, las costas de África, el océano Indico o el Pacifico.

Debemos dedicarle algo de tiempo a este sabroso animalito.

La cría de langostinos en piscifactorías es quizás uno de los ejemplos más reveladores de la influencia de la globalización en nuestra alimentación cotidiana con todos sus contrastes.
La propia existencia de piscifactorías en lugares tan alejados del mar como Texas en Estados Unidos o incluso en mitad de la meseta Castellana en España en la localidad de Medina del Campo, donde un empresario noruego ha puesto en marcha una importante factoría que se dedica a la cría de langostinos de variedad blanca del pacifico cultivados en estanques con agua del mar rojo.

No es desconocido el hecho singular de la preferencia hacia los productos del mar en las zonas de interior.
No tenemos más que recordar el buen ejemplo del bacalao, este suculento pescado que llego a zonas meridionales del Mediterráneo desde los países escandinavos y cuyas mejores recetas posiblemente se encuentran en zonas apartadas del litoral.

Una muestra inequívoca de la sabiduría intuitiva popular, consciente de la necesidad de aporte extra de yodo en las comidas de interior, imprescindible para nuestro equilibrio nutricional. 









Es precisamente la abundancia de este crustáceo la que nos permite poder elegir nuestros langostinos de entre muchas posibilidades, tanto de variedades como características y su lógica consecuencia en el precio.
Este conocido guiso popular marinero del litoral levantino suele cocinarse con el langostino de Vinaroz, o su con su parienta la gamba roja.
Unos mariscos con un sabor peculiar extremadamente suave, debido a las condiciones de su cultivo en aguas templadas de baja salinidad.






Ambos ingredientes suponen hoy en día un verdadero lujo gastronómico, junto con el también reconocido langostino del Atlántico de Sanlúcar de Barrameda en Cádiz, ya que su captura está muy limitada, pero podemos disfrutar de este delicioso plato utilizando cualquier tipo de langostino.

Se trata de una comida de una enorme simplicidad cuyo único secreto es sacar partido a las características de sabor de este crustáceo, lo cual se consigue utilizando la cabeza de los langostinos en su elaboración.
Un inteligente recurso del buen hacer de la gastronomía popular

Si usamos unos langostinos congelados tenemos que respetar el proceso y los tiempos para devolverlos a su ser.
Como siempre comentamos empezar descongelando en frio y esperar a que lleguen a la temperatura ambiente.


Delantal.





El ingrediente principal de esta comida es el marisco que debe tener un cierto tamaño.

En esta ocasión vamos a elaborarlo con unos langostinos congelados de un caladero de origen africano.
Solo los acompañaremos de algo de ajo, guindilla y pimentón.




Como ya he adelantado esta preparación necesita una ligera habilidad que consiste en pelar nuestros langostinos sin desprender la cabeza, eliminando el resto de caparazón y extremidades.
Los reservamos bien limpios.





Necesitamos un cacharro refractario. 
Un buen fondo de aceite abundante que pondremos a calentar.

Colocamos la guindilla y los ajos cortados en trozos pequeños, en algunas ocasiones he utilizado un trozo de corteza de limón en esta preparación inicial.
Cuando este caliente añadimos un poco de pimentón.
Si usarais un pimentón picante habría que eliminar la guindilla.




Dejamos cocinar ligeramente sin dejar que se queme  y vamos añadiendo los langostinos de forma ordenada, damos la vuelta al poco tiempo no necesitan mucho para cocinarse  y dejamos a fuego medio hasta que se traben bien los ingredientes.




Notaremos que una agradable gelatina dorada envuelve a nuestros langostinos.

Es el momento de dejar reposar al calor residual.




Podéis añadir algo más de aceite que en este plato debe ser abundante.


The End.





Esta comida supone un aperitivo o un entrante excepcional para cualquier día.


Podéis acompañarlos de algún vino blanco bien frio.

Admite prácticamente todos. Desde los sencillos verdejos, los blancos de  La Rioja, a los interesantes vinos del Condado de Huelva, hasta los más afrutados incluso los espumosos,  pasando por los generosos andaluces.

Y también algo de buen pan para el fondo de la cazuela.




1 comentario:

  1. Pudiera comentar cada receta... lo merecen. Muy buen blog. Lo hace usted tan fácil, que quiere uno prepararlas todas

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