miércoles, 27 de mayo de 2015

Asado De Presa Ibérica.






Esta es una comida antigua, una reliquia que lleva con nosotros miles de años.

La utilización de la carne del cerdo en nuestra alimentación se remonta a  la prehistoria.
El proceso de civilización que hizo al hombre agricultor y sedentario le llevo también a la cría de este interesante animal.

Según recientes  estudios la cría del cerdo domestico tiene su origen hace unos trece mil años en Oriente Próximo, desde donde se extendió a  la antigua Europa acostumbrada a la carne del jabalí.

La forma de cocinar esta receta nos trae a la memoria además costumbres arcaicas, posiblemente una de las primeras técnicas de la cocina primitiva. Hacer comestible la carne mediante el calor del rescoldo del fuego del hogar.

Es precisamente la fácil cría por el hombre de este simpático mamífero lo que supuso una parte importante del bienestar y la alimentación cotidiana.



Para rendir nuestro modesto homenaje a esta ancestral comida vamos a utilizar una de las carnes de cerdo más valoradas, la del cerdo ibérico del sur de España y Portugal.


Y concretamente con una de las partes del despiece de este animal más interesantes en la cocina, redescubierta recientemente y puesta en su justo valor por las nuevas tendencias de la vanguardia de la cocina. 





La presa se encuentra junto a la paleta, forma parte del cabecero del lomo y de cada animal se extraen dos partes de unos 500 gramos de peso.

Se trata de una parte del cerdo que tiene bastante grasa bien distribuida en su interior, lo cual la hace una carne especialmente sabrosa con muchas posibilidades  para cocinarla.

Un interesante sabor rescatado de la cocina popular de las matanzas que durante mucho tiempo permaneció en secreto, junto con otros cortes también renombrados, como la carrilera, el abanico, secreto, pluma y el lagartito.

Es preciso añadir que la grasa del cerdo ibérico, criado de forma natural en las dehesas, tiene ciertas ventajas para nuestra salud respecto a la de su pariente común de cría estabulada.



Delantal.






Lo primero seleccionar nuestra carne.

La presa ibérica no es difícil de encontrar en nuestros mercados con cierta calidad, podéis utilizar también los cortes denominados secreto o abanico, teniendo en cuenta que tienen una mayor proporción de grasa y que está más localizada.


La limpiamos bien de grasa que rodea nuestra carne, esta comida se cocina en una pieza entera del tamaño que prefiráis.






La carne se embadurna bien con sal y pimienta.


Otras de las especies que acompañan a esta comida son las comunes del hábitat de crianza del cerdo ibérico, podemos elegir del amplio espectro, nos quedamos con romero, orégano, albahaca y comino.







Vamos a cocinar nuestra carne en el horno, utilizamos un cacharro refractario.

Cubrimos bien la carne con nuestras especies reunidas por ambos lados, es importante dejarla macerar a temperatura ambiente un tiempo.


Vamos calentando el horno fuerte.






Sobre el fondo engrasado colocamos la carne en nuestra fuente de horno, como regla general es conveniente separar la carne del fondo para un mejor resultado.

Podemos utilizar alguna verdura de base, como unos espárragos.

Colocamos en el horno muy caliente, no necesitamos mucho tiempo no más de  10 minutos por cada lado.


Damos la vuelta en el cambio de tiempo.





Dejamos reposar una vez terminado nuestro tiempo.




Lo trinchamos y servimos con la verdura en el fondo. 







The End.






Es una comida que se puede tomar templada, o incluso fría.


Nos recuerda al afamado rosbif inglés.




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