martes, 7 de octubre de 2014

Pastel De Langosta Sin Langosta.




Hoy vamos a hacer otra ligera trampa inocente, una de esas estrategias de la cocina donde ingredientes sencillos pueden transportar nuestra imaginación hacia sabores algo más sofisticados.
Sin duda todo un arte culinario.

Una habilidad que surge con la revolución de la clase media que al acomodarse comienza a curiosear las grandes comidas con leyenda, más propias de  las grandes casas suntuosas, que de la buena alimentación cotidiana doméstica.

No es difícil encontrar en muchos de los manuales de cocina de principios de los años 50 del pasado siglo XX, con portadas  de fotos en vivos y atractivos colores, recetas con nombres importantes relacionados con todo el repertorio de las grandes comidas propias de cortes imperiales y de restaurantes de leyenda.


MANUAL DE COCINA DEL CONOCIDO AUTOR BERNARD DE FERRER
EN LA CUBIERTA UNA MERLUZA CON TRAJE DE LUNA
© EDITORIAL MOLINO. BARCELONA 1.962


Desde cualquier tipo de sucedáneos de caviar, a sencillos pescados con sofisticados nombres a juego con sus salsas.

Elaboradas carnes con referencias a antiguos mariscales y cortesanas de la época dorada de la cocina francesa.

Toda una secuencia de entrantes multicolores y vistosas comidas que ponían en evidencia una consolidación de esta nueva clase social que encontró el tiempo para adornar y dar importancia a sus platos.

Hoy vamos a disfrutar de una de ellas.


Este pastel de marisco es una comida fría con un aspecto atractivo que nos servirá para cualquier celebración especial que nos surja.

Se trata de una receta con una elaboración fácil, no esconde grandes misterios, permite además cierta creatividad y jugar con alguno de sus ingredientes.



Delantal.






Una de las partes importantes de este pastel es la masa que vamos a utilizar. 
Se trata de algo sencillo, yo aconsejo buscar alguna torta de trigo de buena calidad, que debemos tostar para que tenga la textura perfecta para nuestra comida.





Para completar el pastel necesitamos algo de lechuga, nos servirá de base para nuestro relleno.

Los ingredientes necesarios para crear nuestra ilusión provienen de conservas de pescado de cierta calidad.

Es en estos ingredientes donde encontramos la posibilidad de jugar con el sentido del gusto y obtener algunos sabores interesantes.

Desde una conserva de atún, algo del ya nombrado surimi, también procurando encontrar alguno de calidad, a ser posible fresco.
Alguna conserva de moluscos como mejillones al natural o berberechos.

Como complemento, algún encurtido, como unas alcaparras.

Todos nuestros ingredientes necesitan huevo duro picado y una buena mayonesa que sea capaz de unirlos y crear la distracción necesaria para jugar con nuestros sentidos.

Empezamos por picar la lechuga, lo más fina posible, tiene cierta importancia aliñarla suavemente para mejorar su sabor, con un poco de limón y sal es suficiente.




Seguimos con el resto de ingredientes, las conservas, el surimi, las aceitunas y las alcaparras, que deben resultar muy desmenuzados, apenas reconocibles.

Es aconsejable usar una procesadora que garantice una homogeneidad de tamaño de la mezcla de todos los componentes de nuestra farsa.




Reunimos con una mayonesa suave y el huevo duro muy picado no demasiado, también podemos añadir algo de salsa de tomate aromatizado y de mostaza de sabor neutro.

Reservamos esta preparación.





Un paso previo fundamental es pasar por la plancha nuestras tortas de trigo hasta que estén algo doradas, lo hacemos sobre una sartén caliente con algo de aceite en su fondo procurando que queden cocinadas por ambos lados.
La importancia de esta preparación previa se debe a que dejaremos selladas nuestras tortas para que no se reblandezcan y además conseguiremos una textura algo crujiente que se mantendrá en nuestro acabado final.

Comenzamos a montar nuestro pastel.




Podéis utilizar algún tipo de molde que tengáis a  mano para mejorar el aspecto.

Empezamos por una base de la torta de trigo sobre la que iremos disponiendo de forma ordenada una capa con lechuga y una parte proporcional del resto de ingredientes convenientemente unidos.




Si somos capaces de crear mezclas alternativas intercambiando las conservas de pescado sobre la base de lechuga mayonesa y los encurtidos el resultado será más heterogéneo de sabor.
Volvemos a repetir la misma operación hasta conseguir al menos cuatro capas.



Desmoldamos sobre la fuente donde vayamos a servir nuestra comida y entonces cubrimos con la mayonesa de forma abundante.




Para terminar adornamos con algo de yema de huevo picada con su interesante color y unas aceitunas.

Algo de perejil fresco picado nos ayuda a despertar a nuestro paladar y realzar el sabor de esta comida.






The End.



Se trata de una comida fría que podemos tener preparada con cierta antelación, lo que nos puede ayudar para alguna reunión informal, o para una comida despreocupada que nos va a permitir estar con nuestros invitados.








No hay comentarios:

Publicar un comentario