sábado, 30 de agosto de 2014

La Musaca. El Delicioso Sabor De La Berenjena.





Hoy hablamos de otra comida legendaria.
La conocida como musaca o musaka según la etimología del griego -mousakas-, país de donde es originaria. 
Pero su historia es bastante más amplia.

Se trata de una comida de origen árabe muy extendida por los Balcanes, cuyos ingredientes principales son las berenjenas y el tomate.
La versión más extendida en el recetario del mundo es la griega, que añade carne de cordero picada, aderezada con canela y pimienta negra y una cobertura final de queso, o derivados lácteos con huevo.

Se trata de una comida con muchas versiones, añadiendo  otros ingredientes a este binomio principal.
Es muy común en Bulgaria, Rumania o Serbia cocinarla con patata que en muchos casos sustituye a la berenjena.
En la propia Grecia no es difícil encontrarla acompañada de otras verduras como calabacines o champiñones.
En esta ocasión vamos a preparar la receta original griega.

Uno de los ingredientes principales de esta excepcional comida, responsable de su sabor y su textura, es la berenjena.
La berenjena es una interesante hortaliza que proviene de la India y que allá por el año 800 llego a Europa a través de la comida andalusí.
Como toda comida antigua tiene su leyenda.


Se atribuye esta extraordinaria importación a un personaje histórico vinculado a la corte cordobesa de los Omeya y que vino siguiendo sus pasos desde Bagdad.
Abu al-Hasan, conocido como Ziryab -el mirlo negro- Un músico y poeta que llego desde aquellas tierras a refugiarse a Andalucía. Su enorme talento y su refinada erudición le valieron un puesto relevante como maestro de ceremonias en la sofisticada corte del califa cordobés Harun al-Rashid.


Cuando repasamos todo el recetario tradicional de la berenjena, que se extiende desde el Mediterráneo hasta el Oriente próximo, somos capaces de adivinar que tuvo que constituir un auténtico manjar de aquella época.

Desde los trajines marroquíes con berenjenas, espalda de cordero, azafrán y jengibre.
Los reconocidos mderbel. Guiso argelino donde la berenjena está acompañada por cordero y garbanzos, pimienta, canela y alcaravea.
Mejorado si cabe en Túnez añadiendo tomate pelados y pimientos picantes.
Desde el Oriente también nos llegan suculentas propuestas con nuestra hortaliza.
El makdus, muy habitual en el desayuno.  Elaborado con berenjenas pequeñas rellenas de nueces y ajo, maceradas en aceite de oliva.
Las berenjenas asadas con sal, ajo y zumo de granada.
La tahina de berenjenas con yogur y sésamo.
La confitura de berenjenas.
El reconocido iman bayildi turco, una reliquia aun presente en nuestra cocina actual en los pistos españoles, la ratatouille provenzal, la caponata italiana y el tumbet mallorquín.
La extraordinario maqluba, una acertada unión entre arroz, cordero, berenjena, piñones, almendras, canela, clavo pimienta y nuez moscada.
Y por supuesto nuestra musaca -mussaqqa’a en su traducción literal-.

No cabe duda de que la extraordinaria textura y el delicado sabor de la berenjena debieron sorprender a los paladares más exigentes de aquellos tiempos.

Parece ser que aún sigue ocurriendo.


Delantal.





La musaca griega tiene también como base fundamental la berenjena y el tomate. 
Esta unión se completa con carne de cordero picada, y una cobertura final de queso, yogur y huevo.

Es muy común en la cocina griega y turca utilizar el cabrito. Esta puede ser la ocasión para utilizar esta carne de sabor intenso difícil de apreciar por  todo el mundo, pero que mediante esta preparación matiza su sabor de forma agradable.

Se trata de una comida que se hace en varias partes y que requiere un cierto tiempo, incluida su fase final de horno. Aunque el reposo le favorece y admite tomarla fría. 
De hecho la costumbre en los países árabes es tomarla como aperitivo preparada con antelación.

En realidad es una comida que admite cualquier tipo de carne y es una oportunidad para aprovechar los restos que anden por nuestro frigorífico.

En esta ocasión vamos a utilizar la berenjena del tipo rallada gandía, pero sirve cualquiera, tomates, algo de carne de cerdo ibérico, queso feta, requesón y las dos especies fundamentales para la musaca, la canela y la pimienta.



La berenjena tiene una preparación previa imprescindible, se trata de eliminar parte de su jugo amargo.
Hay algunas formas de hacerlo, yo aconsejo abrirla o cortarla y añadir sal gruesa sobre la pulpa y dejarla escurrir al menos una hora.
Observaremos como un jugo verdoso queda en el fondo de nuestro recipiente. Es el momento de enjuagarlas bien con agua clara y secarlas.




Para esta comida cortaremos la berenjena con su piel en rodajas de cierto espesor para que no se deshagan al cocinarlas. 
Se van colocando sobre un colador añadiendo sal gruesa sobre la pulpa.
Dejamos escurrir en torno a 1 hora o más.




La carne debe estar picada.


La freímos en una sartén amplia sobre un fondo de aceite, añadimos la canela y la pimienta negra molida



Cuando notemos que esta cocinada añadimos tomate rallado, la proporción puede ser de un tomate por berenjena.



Corregimos de sal y dejamos reposar, no aconsejo mucha porque el queso feta esta conservado en salmuera y la segunda cocción en el horno potencia su sabor y le quita protagonismo a las otras especies
.
Una vez escurridas y secas vamos a asar las berenjenas en una sartén amplia con un fondo de aceite vamos calcándolas de forma ordenada y en la misma secuencia les vamos dando la vuelta hasta que vayan teniendo un tono dorando.



Podéis hacerlas fritas, de hecho es lo habitual en muchos recetarios, pero absorben mucho aceite y el sabor es el mismo.
En este sentido existe un recurso tradicional que consiste en sumergirlas en gaseosa antes de freírlas al objeto de que el gas evite que absorban demasiado aceite.

Una vez cocinadas ambas cosas comenzamos el tercer paso que consiste en terminar la cocción en el horno.

Utilizamos una bandeja refractaria que utilizaremos para servir nuestra comida.
La engrasamos bien con aceite, vamos añadiendo primero una capa de berenjenas seguida de otra con la carne guisada. Vamos completando de forma ordenada.




Vamos encendiendo el horno bien caliente.


Ahora falta la última capa de terminación.
En un bol mezclamos el queso feta desmenuzado, el requesón, también podemos usar yogur, y lo batimos bien con huevo.  
Si lo calentáis ligeramente facilitaremos la unión de los ingredientes.
Podéis usar una procesadora.




Cuando tengamos una pasta homogénea cubrimos nuestra preparación y horneamos.




Conviene un primer tiempo de horneado general y una terminación con la parte alta del horno previa a servir nuestra comida.

Notareis que la cobertura va adquiriendo un tono dorado agradable y por supuesto, como siempre os digo, el aroma de la comida terminada impregnara vuestra cocina.


The End.




Como ya os he contado es una comida que se puede tomar templada incluso fría y que algo de reposo le ayuda a matizar los interesantes sabores de sus ingredientes.


Espero que disfrutéis de esta reliquia de la cocina mediterránea.


Podéis acompañarla de cualquier vino que se os ocurra.

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