miércoles, 23 de abril de 2014

Hígado Con Tocino.





Hoy hablamos de una comida antigua de campo, una de esas comidas reconfortantes que servían para reponer las fuerzas después del duro trabajo.

La dosis necesaria de proteínas y grasas que junto con los cereales de un buen pan y algo de vino fueron la base de la alimentación de aquella gente que cuido de nuestros campos.

Es una comida intensa que debemos moderar para equilibrar nuestra vida sedentaria.

El hígado parece haber desaparecido de nuestras mesas, este alimento interesante ha formado parte de la dieta habitual de niños y mayores, el de ternera, de cerdo, cordero o pollo, esta casquería tuvo desde antiguo una merecida fama como alimento recomendado.


Para esta comida podemos usar hígado de ternera.

Las ventajas de este alimento son muchas, aporta una gran cantidad de hierro y otros minerales, lo que lo hace indispensable para dietas de reposición y anemias.
Es también un alimento rico en vitaminas con efectos beneficiosos para el crecimiento y desarrollo, el equilibrio de nuestros ojos y nuestra piel, el metabolismo y los huesos.

Un inconveniente de peso, su alto contenido en colesterol hace que las personas propensas al sedentarismo moderen su consumo.

Es un alimento con un sabor intenso y peculiar, como casi toda la casquería, que no gusta a todo el mundo.


El otro alimento de esta receta es también un ingrediente de interés que ha formado parte desde los tiempos antiguos de la dieta habitual del hombre.
Un aporte importante de calorías, el combustible de nuestro organismo.

Un alimento abundante en casi todas las culturas, donde el cerdo ayudo al hombre a ser sedentario.




Esta interesante grasa de agradable sabor, fácil de conservar, y versátil para la cocina es uno de los ingredientes presentes en toda la historia de la gastronomía.
Igual que su compañero de receta, el tocino no contiene azúcar, pero esta sobrado de colesterol y de calorías.
Aun así su delicado sabor en muchos platos es difícil de olvidar, incluso existe una leyenda que dice que crea cierta adicción.

Nos cuenta Álvaro Cunqueiro en su interesante obra La CocinaCristiana de Occidente  de la interesante costumbre de los marineros que fueron con los conquistadores allá por las Antillas de alimentar tiburones con tocino colgado del barco para después capturarlos y guisarlos añorando el sabor de las comidas castellanas y extremeñas.





Después de estos antecedentes vamos a cocinar de una forma sencilla estos dos ingredientes.


Delantal.




Necesitamos hígado de ternera, también serviría de cerdo, aunque el matiz de sabor del primero contrasta de forma admirable con el sabor del otro ingrediente. La panceta de tocino ibérico.
Troceamos las dos cosas de forma regular y tamaño similar.



Necesitamos una sartén amplia o una plancha. Colocamos un poco de aceite y calentamos bien.

Añadimos el hígado a la plancha, dejamos cocinar por uno de sus lados, cuando este sellado añadimos algo de sal gruesa y le damos la vuelta de forma ordenada.



Añadimos la panceta que requiere menos tiempo que el hígado.
Vamos cocinando todo de forma regular y homogénea por ambos lados., añadimos algo de sal gorda.




Cuando esté listo servimos intercalando los dos ingredientes.
Es importante tomar ambas cosas juntas, potencian su sabor.

The End.









Como toda la casquería un poco de limón es el acompañamiento perfecto.

Y algo de vino.

Y por supuesto un buen pan.



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