martes, 25 de febrero de 2014

Canapé Frío –VI. Crema De Mejillones.






Otra sencilla sorpresa ligera y agradable.

Una mezcla acertada de dos ingredientes, aparentemente dispares, ofrecen un resultado con sabores insospechados.

De nuevo la combinación de comidas ya elaboradas, puede ofrecernos una dimensión de matices de sabor difíciles de adivinar.

En este caso unimos dos productos algo diferentes.


De un lado un producto del mar, unos mejillones en escabeche.
Una suculenta comida que se puede encontrar enlatada con bastante facilidad. Una conserva muy popular en España, que se acostumbre tomar en el aperitivo.

El escabeche es un marinado tradicional de zonas de secano, posiblemente de origen árabe, que tiene como objeto permitir la conservación de alimentos perecederos.
Son habituales los de pescado como, sardinas, atún, y mejillones. Aunque también los de carne como perdices, pollos y pichones.

El interesante sabor de estos bivalvos se diversifica al estar fritos en una salsa de sabor intenso, que tiene como ingrediente principal el laurel y el pimentón.

Por otro lado vamos a utilizar una crema de queso.

Un producto de orígenes antiguos que en el devenir de la industria alimentaria ha llegado a ser muy popular. 
Se trata de realizar un queso de sabor y textura mucho más cremosos que el habitual, al  suavizar el cuajo de leche mediante nata.

El resultado es una pasta homogénea de color blanco de un intenso sabor.




La unión de estos dos ingredientes nos trae a la memoria las antiguas combinaciones de salazones y huevas de pescado y crema agria tan común en los países nórdicos y que tenía como objeto aligerar la digestión de los recios ahumados y huevas crudas mediante este primitivo derivado lácteo.

Y hemos hablado de estos útiles mestizajes de comidas en la famosa receta de Blinis Demidof.


Delantal.



Buscamos una conserva de mejillones en escabeche. Abrimos y reservamos separando la salsa de los moluscos.



Necesitamos una procesadora potente.

En un cacharro adecuado ponemos la crema de queso, algunos gajos de cebolla y unas gotas de una salsa algo picante como tabasco o similar.

Añadimos los mejillones sin el jugo. Vamos triturando y conforme espese añadimos algo de la salsa hasta obtener una textura consistente.



Cuando este bien mezclado obtendremos una crema con un atractivo color anaranjado.

Podemos servirlo en un cacharro agradable y tomarlo directamente, o distribuirlo en algún tipo de tartaleta añadiendo algún encurtido como una aceituna o una alcaparra.




The End.

Os recomiendo un aperitivo frio, una cerveza, un vino generoso,  o un vermut.


Os sorprenderá el ligero y delicado sabor de esta atrevida mezcla que dispondrá nuestro paladar para cualquier obsequio gastronómico que le siga.






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