viernes, 20 de diciembre de 2013

Salmón Ligero.




Hablamos de una comida tan sencilla como saludable y sabrosa. 
Una preparación con salmón aromatizado cocinado ligeramente al vapor.

El salmón es un pescado antiguo en nuestras mesas, nos acompaña desde tiempos inmemoriales.
Recordando las palabras de Álvaro Cunqueiro, refiriéndose en su libro La Cocina Cristiana de Occidente, a este intrépido animal.
“Ahora cuando remontan las aguas de los ríos, no quiero olvidarme de estos peces que hicieron historia europea, que hicieron Europa.
Vamos a formar parte de esta historia cercana cocinando un salmón, y recordando a  quienes nos precedieron.



Antes de ponernos el delantal debemos conocer un poco mejor a nuestro ingrediente.

El salmón es un pescado azul cuyo consumo aporta muchas ventajas.
A pesar de contener una parte importante de grasa, garantiza un aporte considerable de proteínas y de los muy nombrados ácidos grasos omega-3, tan ventajosos para nuestro sistema cardiovascular.

Su captura está muy extendida por casi todos los bancos de pesca, tanto de Europa como de Asia, aunque las variedades del pacifico son completamente distintas a las habituales de la cocina continental.

Existen algunas especies que son capaces de nacer en aguas dulces y buscar el agua marina salada en su crecimiento.

Se ha confirmado que muchos de ellos vuelven a desovar remontando el río de su infancia, lo que ha constituido un espectáculo natural digno de contemplarse, a parte de una oportunidad para pescarlo.
Un hecho extraordinario que aún hoy en día es inexplicable.




Sin embargo, la mayoría de salmón que encontramos en nuestros mercados procede de la acuicultura.
Una industria prospera que empezó a desarrollarse hacia la década de los años setenta del pasado siglo, siendo los países mayores productores Noruega y Chile, por las características del agua de sus mares.

A pesar de perder algunas de sus ventajas saludables mediante esta forma de cría, ya que pueden llegar a tener un alto contenido en dioxinas y menor cantidad de ácidos grasos, siguen siendo recomendables en nuestras dietas.

Como ocurre con otras especies, la cría en cautividad del salmón ha supuesto que podamos encontrarlo de forma habitual en nuestros mercados a un precio bastante asequible, algo impensable hace algunos años.

Como siempre comentamos, es importante tener toda la información para decidir que vamos a utilizar en nuestra comida.


Delantal.




Necesitamos un buen trozo de salmón, a ser posible de su parte central. 
Le retiramos todas las espinas visibles, aunque normalmente nuestro pescadero lo tiene bastante limpio.


Le hacemos unas incisiones en la piel de forma regular para que en la cocción, que va a ser muy ligera, la mínima imprescindible, el calor llegue bien al interior.
Cubrimos con algo de sal y eneldo por ambas partes.



Ahora necesitamos alguno de nuestros artilugios para cocinar al vapor.
Preparamos llevando a  ebullición.
Colocamos el salmón, y lo tenemos un tiempo entre 7 y 10 minutos por cada uno de sus dos lados, dependiendo del tamaño.

Es muy importante vigilar el aspecto de nuestro pescado, ya que el punto perfecto es aquel en el que su interior está recién cocido, incluso aun algo crudo.
Notareis un sutil cambio de color hacia un tono rosáceo abandonado el característico color de este pescado.



Como siempre os digo, con los pescados es mejor quedarse algo cortos y corregirlo con más cocción, ya que un exceso no tiene solución.


The End.



Se puede servir acompañado de una salsa muselina, o una mayonesa suavizada con crema.
La salsa muselina se compone con una salsa holandesa, mantequilla con yema de huevo y algo de limón, suavizada con crema o nata montada.

Si completáis este plato con unas patatas bien cocidas, con una vinagreta de alcaparras, o unos huevos tendréis una magnifica comida.


Para beber un vino blanco seco, o un champán.


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