domingo, 22 de diciembre de 2013

Canapé Caliente-II. Queso Con Albahaca.






Esta comida es un pequeño juego.

Una nueva interpretación de la unión acertada de tres ingredientes que desembocan en unos sabores conocidos en todo el mundo y estrechamente vinculados a la cocina italiana.

El queso, el tomate y la albahaca.

Si meditamos sobre la secuencia en la preparación y los ingredientes descubriremos que a veces los pequeños detalles tienen su importancia.
En realidad no hay nada extraordinario. Puede que ahí radique el interés de esta sencilla comida.


Delantal.



Como todo buen canapé necesitamos una base.
En realidad serviría casi cualquiera, pero empezamos por elegir un buen pan, incluso uno del día anterior.



Merece la pena tener la posibilidad de encontrar algún pan de calidad, de los muchos que están empezando a aparecer por nuestros mercados como antídoto al anodino pan industrial.

Quitamos las cortezas y partimos en trozos regulares del mismo tamaño.



Los disponemos sobre un una bandeja de horno protegida.
Impregnamos el pan ligeramente con un buen aceite de oliva.
Espolvoreamos con albahaca.

Ahora nos toca uno de los ingredientes importantes.
El queso.

Habitualmente la mezcla de estos tres ingredientes requiere la participación del afamado queso mozzarella.
Un interesante queso con bastante historia vinculado al sur de Italia, concretamente a la Campania, tradicionalmente elaborado con leche de búfala, aunque también se conocen variedades hechas con leche de vaca y oveja.
La historia de este nutritivo alimento se asocia a la llegada de los Ostrogodos y sus búfalos a la península italiana, el tránsito a la Edad Media y el final del Imperio Romano.


Se trata en definitiva de un sencillo queso que suele tomarse fresco y que forma parte imprescindible de las pizzas, junto con el tomate.

Una forma de comer universal, quizás la mayor exportación de la cultura italiana al resto del mundo.
Muchas veces he pensado que es posible que nuestra era se recuerde en la posteridad asociada a esta comida.

Vamos a contribuir a esta idea.

No necesitamos necesariamente el queso mozzarella podemos usar nuestro queso fresco habitual.
Colocamos un trozo de queso sobre el pan.

Ahora añadimos el tercer ingrediente. 

El tomate.
De nuevo hay un matiz interesante, debemos usar preferiblemente un tomate crudo, yo os aconsejo buscar una conserva de tomate concentrado que suele usarse como condimento, no solo en Italia, también en la cocina marroquí y en la francesa.
Si no la tenéis a mano usar un tomate rallado, o una conserva de tomate normal, a ser posible entero.


Distribuir una pequeña porción sobre el queso y volver a poner un poco de albahaca.

Colocamos en el horno con la parte alta, vigilamos que no llegue a quemarse.
No necesita mucho tiempo, notareis el aroma del tomate cocinado.


Y por último, colocamos sobre una bandeja de servir, y con una espátula mezclamos delicadamente el queso con el tomate, aunque no haya perdido su forma, debe estar algo fundido.


The End.






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