miércoles, 20 de noviembre de 2013

Níscalos Con Granadas.




Cuando llega el otoño se reconoce en nuestros campos por la aparición de las setas.

Esta vistosa eflorescencia de los hongos marca un punto de inflexión con la entrada de solsticio de invierno, un tránsito hacia una estación propensa al recogimiento y el abrigo, que tiene también su repercusión en nuestras comidas.

Al menos en el hemisferio Norte.


Es un momento de intensa actividad gastronómica, nuestra dieta comienza a variar sutilmente y vamos adaptando comidas que reconocemos como propias del invierno y dejando atrás los frescos y ligeros platos veraniegos.



Los agradables gazpachos empiezan a sustituirse por reconfortantes caldos y cremas de verdura templadas.

Las migas, potajes de legumbres y guisos de caza sustituyen a ensaladas y a las carnes y pescados asados.

Todo un repertorio de comidas más consistentes entran en nuestra dieta cotidiana.


La cocina de las setas anticipa el tránsito a esta nueva época.




Vamos a cocinar unos níscalos, una seta muy común, también conocida como rovellón.

Concretamente la variedad que proviene del hongo denominado lactarius deliciosus es la más común en España, propia de bosques mixtos de pinos.

Su pariente la lactarius sanguifluus se extiende además por toda Europa y Asia.


Delantal.




Lo primero lavarlos bien con agua.

Secarlos y partirlos en trozos regulares.






Una sartén amplia con un fondo de aceite.





Añadimos unos ajos enteros simplemente aplastados y algunos gajos de cebolla, sin que lleguen a dorarse añadimos los níscalos, dejamos cocinar a fuego fuerte, añadimos algo de sal marina gruesa, pimienta negra molida, y al final un ligero toque de pimentón picante.




Os resultara curioso comprobar que cuando los ajos se desprendan de su piel, la comida esta en su punto.

The End.



Servimos en una fuente templada y añadimos algunos granos de granada.





Es una comida inmediata.


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