martes, 12 de marzo de 2013

DE LA ABUNDANCIA EN LA MESA



Una vez hablando con una amiga acostumbrada a recibir en su casa y a organizar festejos me comentaba, "...realmente en casa procuro que nunca falte la bebida, la comida cuando se termina, se terminó".

Consiguió adivinar en mi cara una sutil mueca de desagrado y entonces corrigió; "desde luego el vino siempre es el mejor y remato con unos buenos postres, dos o tres de los mejores que soy capaz de encontrar".
Consiguió salvar la situación con un aprobado sobresaliente.

En cierta ocasión en una entrevista le preguntaron a Carolina Herrera que era lo imprescindible en un buen fondo de armario. Respondió "un buen calzado".
Esta distinguida señora acertó plenamente, trasladando su respuesta a nuestro ambiente, el fondo de armario es un buen jamón.


Primera regla de oro, imprescindible.

 
 
 
Cuando tengáis entre vuestros comensales algún glotón incorregible, o hayamos tenido que tirar alguna preparación al cubo, recordar, un buen jamón, un buen vino y unos postres impecables. Con esto salvaremos la situación del menú y sus proporciones. Nadie podría ejercer una crítica eficaz ante estos argumentos.



Las cantidades de la comida son relativas, no existe ningún baremo exacto, ni de peso ni reglas numéricas de proporciones, habría que olvidarse de esa palabra tan anodina "raciones".
En realidad cada comida es distinta, es una nueva experiencia y está sujeta a múltiples factores. Los productos a mano, la estación del año, el sitio, los comensales, sus costumbres. (Sería imperdonable ofrecer a un invitado de creencias islámicas productos que consideren impuros, tanto como a un cristiano practicante carnes en Cuaresma)
En definitiva creo que la comida nunca debe ser escasa, pero tampoco desproporcionada en cantidades, ni díscola en sus combinaciones.

No hay nada como una elección adecuada de la comida, Nunca debemos olvidarnos que comemos para vivir, aunque de vez en cuando, al menos durante los veinte minutos que podemos dedicar a saborear un plato, existe una indulgencia, en esos momentos vivimos para comer.

La elección de los productos para comer debe procurar las dosis necesarias para la vida, la vida saludable. Hidratos de carbono y azucares, proteínas, fibras, vitaminas, grasa. etc. Pero sin la obsesión por la dietética, no hay nada que cause más estrés que las tablas de calorías a la hora de elaborar una comida.

Es evidente que la combinación perfecta para una comida es que resulte fundamentalmente sana, el óptimo de una dieta es comer de todo y encontrar el equilibrio para la salud.

En definitiva que nuestra tensión arterial y niveles de grasa y azúcar en sangre sean los adecuados. Lo cual no implica necesariamente estar flaco.
ESTA FOTOGRAFIA ES UN MONTAJE
PODEIS INVITARME CUANDO QUERAIS SIN MIEDO




 

Las costumbres de nuestra cultura establecen unas normas en la secuencia de las comidas, que derivan en su mayor parte de las costumbres árabes, consolidadas en el siglo XIX con las nuevas técnicas de cocina, en nuestros días mestizadas por las costumbres italiano-americanas, nada desdeñables.




Los aperitivos y entrantes.

Fundamentales para encauzar la comida, su objetivo es abrir el apetito y preparar el paladar para los sabores que llegaran después.

Podemos usar todos los recursos a nuestro alcance, y hacer combinaciones atrevidas. Solo aquí considero que son admisibles las mezclas de sabores y texturas, dulces, salados, agrios, picantes excitantes para el paladar... con el objetivo de lograr arrancar a nuestra comida todas sus posibilidades.

Resulta insospechado que la combinación de un refresco de cola aromatizado y frío con una conserva de sardina pueda establecer un preámbulo magistral de una buena comida.
Hay que controlar el apetito en esta fase, es un esfuerzo en la mayoría de los casos. Resulta imperdonable que no tengamos hambre para la comida.

Los aperitivos, justos, exactos y apropiados. Siempre podemos recurrir a los estándares. Embutidos, conservas, encurtidos...
 




Los platos principales y sus correspondientes compañías.

No entiendo muy bien los estándares de menús establecidos, "un 1º un 2º pan y postre". No hay comentario que denote una mayor falta de cultura del comer que la expresión, nos dieron "un" pescado y "una" carne. ¿Qué pescado y qué carne?

No necesariamente habría que tomar dos platos, hay múltiples combinaciones de alimentos que nos aportan una dieta equilibrada. Cualquier legumbre cocinada con su proporción de grasas animales y verduras acompañadas de una suculenta ensalada es una comida que puede resultar insustituible para la dieta semanal. Acompañada de su correspondiente parte proporcional de vino.

No hablemos de los arroces...

Es evidente que una persona joven necesita un aporte mayor de alimentos, es decir come más. En algunas ocasiones muchísimo más.

A ciertas edades ya no es necesario comer tanto, de hecho se tiende a comer menos, de alguna forma se selecciona más la comida.

Existe un equilibrio entre la cantidad y tipo de comida que necesitamos, en función también del tipo de vida que llevemos. El estándar de raza caucásica del entorno de la civilización occidental es fundamentalmente sedentario. Incluidos los jugadores de paddle y los aficionados a gimnasios.

Creo que el hombre comienza a ser sedentario cundo deja de ser cazador y se hace recolector. Ya no necesita el aporte de grasas para el esfuerzo físico de mantener a sus cachorros. Empieza a dedicar parte de su tiempo a hacer flautas y abalorios.


La combinación de dos platos en una comida tiene muchas posibilidades, hay de hecho comidas que requieren una segunda parte (un buen cocido). Sin embargo, no creo que se deba confundir la comida compuesta por dos platos, con las de un solo plato y sus compañías, que en muchos casos pueden ser múltiples.

Pescados en buena armonía con las verduras, las hortalizas, las salsas.

Las carnes solas o con otras carnes, (la pierna de cordero rellena de cola de toro, un avance de futuros encuentros) y demás fruslerías, frutos secos, hojaldres…

 
 

Por ultimo.

Los postres son siempre un extra. Es la "luxuria" de la mesa. Merecen una dedicación exclusiva. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

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